lunes, 13 de febrero de 2017

Describiendo historias: Y te cruzaste en mi camino



Nombre/seudónimo autor: Jossy Loes
TítuloY te cruzaste en mi camino.
Género: Romántico contemporáneo.
Saga: No

Sinopsis:

Diana Calderón es una joven con una carrera que ama, pero no progresa debido al apellido que la precede y a la burbuja en la que vive.

El día de su boda se da cuenta de que su vida está vacía, no era lo que una vez soñó. Sin pensarlo, huye de la iglesia humillando a su familia y al que sería su futuro esposo. Con la ayuda de su mejor amigo, toma una decisión trascendental: comenzar desde cero y perseguir sus sueños. 
Acepta cruzar el océano, cambiar parte de su aspecto, aterrizar en Nueva York y, con un nuevo nombre, pretende ser una mujer distinta a la que dejó en Madrid, pero el destino le tiene preparadas varias sorpresas.
La primera: tropezarse con el hombre con la peor reputación que hubiese conocido.
Y la segunda: que ese hombre llamado Alex McDaniels se convierta en su jefe.
Ambos se declaran la guerra el día que se conocen, comenzando un juego de desafíos constantes en el que nacerá una fuerte atracción que rozará el límite de la confianza y el orgullo, y aprenderán a reconocer el verdadero amor rompiendo todas las barreras que se interponen para llegar a sus corazones.



Resumen:

Diana Calderón es una joven de una familia acaudalada. Siempre ha vivido en lo que ella llama una burbuja, siendo condescendiente al que sería su futuro marido. Y no es hasta el día de su boda que se da cuenta que en su vida faltan mucha de esas metas que una vez soñó.
Sin saber qué hacer, recurre a huir de su propia boda y creando un escándalo que humilla a Alonso, el hombre con quien se iba a casar y su familia. Sin embargo, su mejor amigo había asistido a la boda y es quien le sugiere salir del país. Ella lo reflexiona y acepta.

Cree que esa nueva oportunidad debe venir con cambios físicos sin darse cuenta que también necesitaba aceptar el cambio que dará su vida, comenzando con un trabajo que en un principio se negaba aceptar y que su jefe sería el hombre más detestable de Nueva York, pero Diana se había prometido que ningún hombre volvería a dirigir su vida y ese lema lo aplicará con Alex McDaniels.
 Los desafíos son constantes, así como, el aprender a comprenderse y llegar al corazón del uno y del otro. Aunque la confianza se pondrá a prueba y el orgullo será el primer obstáculo que juntos deberán destruir para conocer por primera vez en sus vidas el amor.



Presentación de los personajes:

Diana Calderón: si en un principio se nos muestra insegura dejándose llevar por los demás, puede llegar a ser cabezota y orgullosa. Es ingeniosa y valiente cuando lo requiere, ingenua, perseverante y paciente muy paciente con su jefe, alegre y divertida. Amante de lo ecológico, aunque sufre una fobia que es a los animales de sangre fría.

Alex McDaniels: Inteligente, perspicaz, perseverante, testarudo, insoportable, engreído, amigo de sus amigos, excéntrico, familiar, leal y travieso.

 Personajes secundarios:

Sam Blaker (mejor amigo de Diana Calderón)
Ana Calderón (hermana de Diana)
Wendy (columnista de farándula y amiga de Alex McDaniels)
Alisson (prometida de Sam)
Max (mejor amigo de Alex)



Fragmento:

Madrid, 28 de junio. Parroquia de San Ginés.
—Queridos hermanos, como bien sabéis, estamos reunidos aquí para celebrar el sagrado sacramento del matrimonio.
»Hoy este hombre y esta mujer quieren sellar su amor…
Son las palabras más importantes de la vida de una pareja en el momento que aceptan dar ese paso y que puede cambiar su vida para siempre. Un momento importante para dos familias que esperaban esta unión como agua de mayo.
—Alonso y Diana, ¿venís libremente para contraer matrimonio?
Alonso respondió de inmediato y sujetó con disimulo del codo a Diana.
—¡Ah!... ¡Sí! ¡Sí!—titubeó Diana. El sacerdote entrecerró la mirada y por la mente de ella pasó la conversación previa de los cursillos prematrimoniales.
—Alonso y Diana, ¿prometéis un amor mutuo durante toda la vida?
—Sí —contestó de nuevo Alonso, Diana miró a ambos y afirmó bajando la cabeza.
—Alonso, repite conmigo: «Yo, Alonso Ferrero Gutiérrez te acepto a ti, Diana Elena Calderón Blanch, como mi legítima esposa».

Se escucharon suspiros que alertaron a Diana. «Esto no está bien», se dijo. Cerró sus ojos escuchando a Alonso repetir las palabras que el sacerdote señalaba. «Prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso en la salud y en la enfermedad, el amarte y respetarte todos los días».
 «¿De verdad quiero casarme?» se preguntó. «¡Oh, Dios mío!».
—¡Diana! —exclamó el sacerdote. Se sobresaltó y fijó su mirada en Alonso y luego en el sacerdote, para terminar, negando con la cabeza. Alonso abrió los ojos y tomó sus manos. 
— ¡Di! —murmuró— relájate cariño, solo debes repetir lo que dice el padre Francisco. —Pero siguió negando con la cabeza.
—Lo… Lo siento, Alonso, no puedo. —Alonso clavó sus ojos en ella, frunció su entrecejo y musitó entre dientes.
—Cariño, estás nerviosa por la ceremonia, por todos los preparativos, solo tienes que repetir y verás que acabará rápido.
Por unos segundos, ella le mantuvo la mirada y al final, volvió a dar otra negativa. Giró ante las personas congregadas y dejó caer el ramo. La boca de su madre tembló, dando paso a un sollozo incontrolable.
Diana sabía que estaba humillando a su familia, serían la comidilla de la sociedad.  «Diana Calderón Blanch, la hija ejemplar, ha dado el escándalo del año».
Vio como su padre, se llevó las manos a la cara. «¡Dilo de una vez Di!», pensó. Empujándose a sí misma, para ser valiente. «No puedes ahora echarte atrás». Tragó saliva y apretó sus labios.
—Lo siento, no puedo casarme.
Sujetó parte de la falda de su vestido y corrió. Escuchó a Alonso llamarla, levantando la voz, la gente gimió en alto y a medida que avanzaba, tuvo unos segundos para ladear su cabeza a la izquierda.
Y ahí, cruzado de brazos, estaba la persona que, tras varios años sin tener contacto, rogó que no se casara. La conocía a la perfección, le aseguró que no amaba a Alonso que, ese matrimonio sería una condena perpetua para ella.
Diana quiso detenerse y reprocharle. Sus constantes ruegos, lograron lo que quería, pero no tenía tiempo para reprocharle. Su mente y cuerpo le pedían salir del lugar y correr para nunca más volver. Pasó un taxi, lo detuvo y entró, aunque Alonso pudo alcanzarla.
—¡Cierre con seguro! —imploró con desespero.
—¡Diana abre la puerta! —gritó Alonso.
El taxista dudó en abrir.
— ¡No! — rogó Diana.
Alonso exasperado, señaló.
—¡Abre de una puñetera vez la maldita puerta! ¡No seas una niñata de mierda!
Esas palabras la hicieron reaccionar determinando que no habría marcha atrás a su decisión.
 —¡Por favor! ¡Sáqueme de aquí!
El taxista vio su rostro y aceleró a toda prisa. Diana no miró atrás, si lo hacía, terminaría en una vida que no quería.
 —¡Oh!, ¡Dios!, ¡Qué he hecho! —exclamó Diana.
—Señorita—dijo el taxista confundido a lo que pasaba—. No me ha dicho a donde debo llevarla.—Diana cruzó sus manos y sin saber si era lo correcto respondió.
— A la Castellana.  



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1 comentario :

  1. ¡Hola!

    Mmmm soy bastante quisquillosa para los libros románticos y me tienen que llamar muuuucho la atención para apuntarlos, y este no es el caso.

    ¡besos!

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