No soy amiga de las polémicas y hace mucho que dejé de mostrar parte de mi vida en redes. Tampoco contaba gran cosa porque soy "muy mía", me cuesta abrir la puerta a mi privacidad, es algo que valoro mucho. Por eso mis redes sociales son muy concretas: solo hablo de libros (bueno y tengo una cuenta de comida para celiacos) y nunca entro en polémicas, solo cuelgo mi opinión de libros nada más.
La cosa es que hace poco encontré una historia en Instagram diciendo algo así como que se estaba replanteando su perfil de Instagram literaria porque veía que muchos compañeros colgaban libros que no leían, que ella no se creía que hubiera gente capaz de leer más de diez libros extensos en un mes, porque era imposible.
Sea cierto o sea verdad, sea posible o imposible, mi pregunta es ¿pero qué más da? ¿Acaso estamos en una competición y no me enteré? A mí no me parece difícil leer diez libros de más de quinientas páginas en un mes, si estuviera de baja o de vacaciones o vete a saber tú la vida que tiene cada uno, si hay gente que tiene tiempo libre y lo quiere invertir en leer ¿qué más nos da?
Y aunque fuera cierto que hay gente que miente sobre sus lecturas, peor para ellos. Me preocupa más tener a un lector como referente que puntúe sin haber leído los libros, más que nada porque confío en los gustos de esa persona y lo más probable es que acabe gastando mi dinero por creer en su criterio. Esto ya es otra cosa. Pero competir por ver quién lee más, me parece lo último.
Esto es como todo, los perfiles de ropa, maquillaje, libros, etc siempre pueden engañar a su audiencia. Retocando las fotos con filtros para parecer más delgadas, modificando los ojos para simular que se trata de su don con la brocha o puntuar libros al tuntún sin haberlos leído. Vivimos en una sociedad cada vez más artificial y ególatra, gracias a las redes sociales. Que ojo, no estoy en contra de las redes, pueden ayudar mucho en especial a pequeños negocios, el problema está en el uso que le da cada uno. A veces absorben nuestra atención y tiempo sin que nos demos cuenta, creando necesidades irreales y vidas paralelas.
¿Que si hay postureo en los bookstagrammers? Pues sí, pero como en todos los ámbitos de esta nueva época que estamos viviendo. La vida para algunos es comparación o competición: a ver quién tiene más colaboraciones, a ver quién consigue más reps o a ver quién lee más. Perdiendo el foco en lo que verdaderamente importa: disfrutar con un libro porque la lectura es tu hobby.
En el momento en el que te agobia leer o no tienes tiempo porque debes sacar fotos a libros o subir contenido a tu blog, ya no se convierte en un hobby.
Y aquí es donde viene otro punto de debate ¿es una afición? Porque ahora vuelve a estar sobre la mesa un debate que ya surgió hace unos años. Si un bookstagrammer cobra por hacer una foto de un libro y subirla en su perfil, ya no es un hobby sino un trabajo. Aquí hay dos puntos de vista.
Por un lado, tener una cuenta con más de 10.000 seguidores es algo loable, tanto si los han conseguido con sorteos, con cadenas de favores o por hacer unas ediciones de la leche. Es algo muy difícil de conseguir. Hay mucho trabajo detrás de edición, planificación, contestar comentarios y privados. Con las cuentas de moda, videojuegos y maquillaje parece que lo tenemos más asumido, aunque hace unos años también se puso el grito en el cielo, pero con los libros parece ser que pinta mal.
No es que les paguen por hacer una reseña, les pagan por subir una foto de un producto como a otros 'influencers', en lugar de salir posando con la ps5 o con los últimos labiales de Dior, posan con un libro y no cuelgan reseña.
Muchas editoriales por colaborar (que yo sepa sin dinero de por medio) piden un mínimo de 10.000-15.000 seguidores para enviarte el ejemplar y algunas solo te piden hacer una historia y foto en tu perfil. Envían libros solo para que los enseñen, no hace falta opinión. Otras bajan el número de seguidores pero sí piden reseña y difusión.
Por otro, parece que estamos perdiendo el foco. Llama más lo visual (portadas y fotos bonitas con el libro) que el contenido del libro. Obviamente, la portada y la edición del libro son muy importantes en el producto final, e igual con una foto preciosa otoñal que haya un lector otro acabe comprando el libro. Pero creo que le estamos dando más protagonismo del que debería tener. Porque cada vez hay menos correcciones de estilo en el mundo editorial y esto sí que es preocupante. Suben los precios de los libros y bajan la calidad de los ejemplares (papel más fino, quitan las solapas, letra y márgenes excesivos...), pero le ponemos una portada increíble.
¿Mi opinión? Ni blanco ni negro. Ahora por ley, todas las publicaciones que hayan sido patrocinadas deben tener un aviso diciendo que han sido pagadas, con lo cual los usuarios podemos confiar o no en la palabra del influencer. Queramos o no el influencer es una profesión que ha venido para quedarse, no sé si de forma definitiva pero sí a medio-largo plazo. Nosotros tenemos que tener la capacidad para valorar si compramos el producto o no, en base a esa opinión pagada.
¿Que sería mejor dar más ganancias a los autores? Obvio sí, pero también es cierto que muchos autores que no apuestan por la autopublicación acuden a la publicación tradicional para verse en librerías y para que les echen un cable con la publicidad (entre otros motivos). Y al final, enviar un libro a varias cuentas con más de 10.000 seguidores es marketing, donde igual el autor se vea beneficiado por aumento de ventas.
En mi caso, no aceptaría ninguna colaboración pagada, no lo digo por decir en 2011-2013 me ofrecieron varias empresas bastante dinero por poner publicidad en el blog, de aquella tenía muchas visitas diarias y me negué porque no quería tener el blog como si fuera un tablón de anuncios, perdería coherencia y sentido. También hay que ver la situación económica de cada uno, ahí no me meto. Y a día de hoy tampoco, quiero dedicarme a lo mío y no son las redes sociales.
Sí que es cierto que desde que abrí el blog en marzo del 2011 he colaborado con muchas editoriales (ejemplar a cambio de reseña), quiero pensar que siempre me he mantenido fiel a mi criterio y opinión, nunca me he visto presionada y las dos veces que tuve problemas rompí el contacto y no volví a colaborar. Siempre he puesto al final de mis opiniones si el ejemplar fue cedido, para que cada quien se fíe o no, eso ya queda a criterio de cada uno.
Y, por último, un breve matiz respecto a las redes sociales. Para mí lo peor que hay es Tik Tok, nunca he instalado la aplicación ni tengo pensado hacerlo, detrás le sigue Facebook. Pero adonde quiero ir es a lo siguiente: cuando queráis informaros de algo, id a la fuente. En mi caso, tengo la carrera de Derecho, cuando quiero entender una ley voy al BOE y busco la ley, la leo y releo hasta entenderla; si no entiendo algún concepto busco en manuales, jurisprudencia o diccionarios jurídicos. No busco entender la ley en el resumen de un periódico, ni con un baile de Tik Tok, ni con un reel en Instagram ni un post de no se sabe quién de Facebook.
Si tuviera que informarme de algo relacionado con la salud, que no tengo ni idea, intentaría preguntar a mi médica. Y si quisiera ahondar más, buscaría fuentes oficiales e iría de menos a más: primero asentar una base de conocimientos básicos y de ahí ir escalando, para tener una breve noción. No iría a un foro a informarme porque seguro que acabaría con ansiedad. Es imposible saber de todo y a veces hay que confiar: en tu médico, abogado, contable, electricista o albañil. Pero las redes sociales suelen desinformar más que informar.
Siento todo este rollo 😅.
¿Y vosotros qué pensáis?