Nombre/seudónimo autor: C. A. Ortega
Título: Navidades en Tierras Altas
Género: Romántica actual
Saga: NO
Título: Navidades en Tierras Altas
Género: Romántica actual
Saga: NO
Sinopsis:
Todo comenzó una Nochevieja con un beso inesperado. Martina y Ethan se encontraban sentados en un frío banco de Madrid cuando ella abrió los ojos y no pudo resistirse a besar los labios que se encontró a un milímetro de los suyos. Aquel inocente acto desembocó en una vorágine de la que ninguno de los dos pudo escapar.
Martina es una adolescente madrileña que no tiene demasiadas complicaciones. Lo único que le quita el sueño es su hermano Guillermo, que la vigila muy de cerca para que ningún mocoso se acerque a ella.
Ethan es un estudiante de doctorado escocés de veintiséis y el mejor amigo de Guillermo. Su único objetivo es acabar cuanto antes su tesis para poder encontrar un buen trabajo como profesor.
Siempre se habían visto como hermanos hasta que en las Navidades del 2012 el fervor por el nuevo año y el alcohol realizan su cometido.
En los meses siguientes, ella dudará sobre los sentimientos de Ethan y él tomará la decisión de no tocarle un pelo hasta que Martina cumpla la mayoría de edad; por nada del mundo quiere que Guillermo se entere de su relación y mucho menos que le pueda echar en cara que se ha acostado con su hermana.
Un año después de dudas, celos y frustraciones, ella viaja a Escocia a pasar las Navidades en casa de Ethan. Va con un solo objetivo; aumentar la intimidad que hay entre ellos cueste lo que cueste. ¿Conseguirá romper la fuerza de voluntad de Ethan? ¿Conseguirán mantener el secreto? Y lo más importante ¿Conseguirán salvar la distancia y la diferencia de edad?
Una novela para adultos sobre el primer amor, la incertidumbre, los celos, las distancias y los condicionamientos sociales que te hará volver a la pasión de los primeros tiempos.
Martina es una adolescente madrileña que no tiene demasiadas complicaciones. Lo único que le quita el sueño es su hermano Guillermo, que la vigila muy de cerca para que ningún mocoso se acerque a ella.
Ethan es un estudiante de doctorado escocés de veintiséis y el mejor amigo de Guillermo. Su único objetivo es acabar cuanto antes su tesis para poder encontrar un buen trabajo como profesor.
Siempre se habían visto como hermanos hasta que en las Navidades del 2012 el fervor por el nuevo año y el alcohol realizan su cometido.
En los meses siguientes, ella dudará sobre los sentimientos de Ethan y él tomará la decisión de no tocarle un pelo hasta que Martina cumpla la mayoría de edad; por nada del mundo quiere que Guillermo se entere de su relación y mucho menos que le pueda echar en cara que se ha acostado con su hermana.
Un año después de dudas, celos y frustraciones, ella viaja a Escocia a pasar las Navidades en casa de Ethan. Va con un solo objetivo; aumentar la intimidad que hay entre ellos cueste lo que cueste. ¿Conseguirá romper la fuerza de voluntad de Ethan? ¿Conseguirán mantener el secreto? Y lo más importante ¿Conseguirán salvar la distancia y la diferencia de edad?
Una novela para adultos sobre el primer amor, la incertidumbre, los celos, las distancias y los condicionamientos sociales que te hará volver a la pasión de los primeros tiempos.
Toda la novela creció a partir de una imagen que surgió hace años en mi mente. La imagen correspondía a una chica esperando en un cottage escocés a su amado junto a los padres de este. Yo sabía que en aquella imagen su relación se llevaba en secreto y veía como todo ocurría entre densos copos de nieve. A partir de ahí fueron surgiendo imágenes de hacia dónde iba la relación y desde dónde venía. Y poco a poco me fui metiendo en la piel de una adolescente que lleva una doble vida: la de la típica adolescente quinceañera y la de una joven que intenta luchar por una relación adulta que a veces se le queda un poco grande. Lo que no he querido es escribir una novela young-adult. La novela no se desarrolla en un instituto, ni hay largas charlas en la cafetería de este, ni el capitán de fútbol se lía con la animadora. Esto es algo que tuve muy claro desde el principio; si salen adolescentes es solo porque la protagonista es una de ellas, pero he intentado alejarme de la típica novela de instituto todo lo que he podido. Lo que realmente me gustaría es que la novela ayudase al lector a hacer un viaje a su propio pasado, como me pasó a mí al escribirla. Un viaje hasta los primeros amores donde todo es más intenso y no había medias tintas.
Presentación de los personajes:
Martina, como ya he explicado, es una adolescente madrileña que tiene una vida de lo más común; ir al instituto, salir con las amigas, etc… El único problema que tiene es que su familia es tremendamente protectora; sobre todo su hermano Guillermo que la lleva por la calle de la amargura. El problema surge cuando comienza una relación con un hombre que le saca diez años, lo que le lleva a tener que madurar a pasos agigantados y a estar dispuesta a renunciar a una adolescencia convencional.
Ethan, por el contrario, es un profesor de Universidad Escocés y el mejor amigo de Guillermo (el hermano de Martina). No puede comprender cómo acabó besando a una quinceañera y sabe que arriesga mucho si decide luchar por esa relación: entre otras cosas se juega su puesto de trabajo y la ruptura con Guillermo y toda su familia. En realidad, él lleva sobre sus hombros toda la responsabilidad de la relación, ya que, dada la juventud de Martina, esta es mucho más impulsiva e inconsciente de las repercusiones de lo que han comenzado.
Ethan, por el contrario, es un profesor de Universidad Escocés y el mejor amigo de Guillermo (el hermano de Martina). No puede comprender cómo acabó besando a una quinceañera y sabe que arriesga mucho si decide luchar por esa relación: entre otras cosas se juega su puesto de trabajo y la ruptura con Guillermo y toda su familia. En realidad, él lleva sobre sus hombros toda la responsabilidad de la relación, ya que, dada la juventud de Martina, esta es mucho más impulsiva e inconsciente de las repercusiones de lo que han comenzado.
Personajes secundarios:
Como personajes secundarios tenemos a Clarita y Carmen, las amigas de Martina, que no pueden creer cómo su gran amiga se ha podido liar con un viejo; las pobres intentarán en un millar de ocasiones que su amiga se olvide de toda esa charada.
También tenemos a Guillermo, el hermano de Martina y mejor amigo de Ethan, cuyo objetivo en la vida es mantener a su hermana lejos de moscones y niñatos. Al pobre le daría un mal si se enterase que su mejor amigo (al que considera casi un hermano) se ha liado con su hermana pequeña.
También tenemos a Guillermo, el hermano de Martina y mejor amigo de Ethan, cuyo objetivo en la vida es mantener a su hermana lejos de moscones y niñatos. Al pobre le daría un mal si se enterase que su mejor amigo (al que considera casi un hermano) se ha liado con su hermana pequeña.
Fragmento:
Metidas en la tienda, Clarita y Carmen se dispusieron a preparar los pijamas mientras yo sacaba ropa limpia para cambiarme.
—Oye, y ¿qué se supone que vais a hacer hoy? —preguntó Carmen de lo más interesada.
—He decidido acostarme con Ethan —anuncié controlando el entusiasmo, al tiempo que sacaba unos pantalones de la mochila.
—Tía, estás loca —sentenció Clarita tirando del pijama que se le había quedado enganchado en la cremallera de la mochila.
—No sé, tía, a ver si la diferencia de edad va a ser un problema —soltó Carmen.
—Pero, ¡qué chorrada! —Le tiró Clarita un panchito que encontró en el suelo de la tienda—. La edad da lo mismo, o crees que los mayores de veinte tienen un gancho en la polla y mueres entre terribles sufrimientos si te los tiras.
—Anda, callaos las dos que parecéis bobas —contesté mientras ordenaba mis enseres dentro de aquella minúscula estancia.
—Pues he oído que pueden pasar cosas. —Cruzó Carmen los brazos totalmente ofendida para dejarnos claro que estaba cabreada.
—¿Cosas? —respondió Clarita—. ¿Qué cosas? Tener un orgasmo tan grande que se descoyunten las piernas.
No pudimos más que romper a reír. Cuando recuperé el aliento, dejé lo que estaba haciendo para poner más atención a las ocurrencias de mis amigas.
—Que no, idiotas, que lo digo en serio. —Volvió Carmen a la carga—. El otro día me contó Ana, la de segundo B, que hay veces que haces vacío. Oyó en la radio que una pareja lo estaba haciendo en su casa y se quedaron pegados. No había forma de separarlos. Estaban tan agobiados que al final llamaron a la ambulancia y tuvieron que llevarlos al hospital pegados para separarlos.
Yo tenía poca experiencia en el asunto, por no decir ninguna y la anécdota, a pesar de parecerme una estupidez, me hizo temblar de arriba abajo, ¿sería aquello posible?
—Déjate de idioteces; eso no puede pasar. —Le tiró Clarita la parte de arriba de su pijama—. Y si pasa, antes muerta que llamar a la ambulancia. Prefiero morir entre terribles sufrimientos que ver como el Samur me pilla en esas condiciones.
Volvimos a romper a reír sin poder remediarlo.
—¿Pero en serio creéis que es posible? —volví a preguntar con lo ojos como platos.
—¿Por qué no? Estoy segura que eso puede hacer vacío sin problemas; a los perros les pasa. ¿En serio vas a correr riesgos de quedarte pegada a Ethan?
Me quedé callada con la cara blanca como la nieve.
—Anda, calla, que no decís más que tonterías —conseguí argumentar mientras me ponía uno de mis shorts favoritos.
—Mirad lo que tengo. —Saqué de la mochila un par de condones que había comprado en un dispensador en el baño de un bar.
Las chicas comenzaron a saltar y a gritar dentro de la tienda como si hubiesen visto una cucaracha.
—¡Estás loca! —gritó Clarita—. ¿Cómo has podido comprar…
De repente se abrió la cremallera y vimos la cabeza de Ethan entrar en el habitáculo.
—Señoritas.
—¡Ja, ja, ja! —Casi nos meamos de la risa con la ocurrencia.
Nos miró con cara de aquí pasa algo, pero no pronunció palabra.
—Anda, calla. —Le tiramos las almohadas a la cabeza para que saliese de la tienda y que no viese que tenía unos condones en la mano.
Antes de atravesar la abertura, giré la cabeza y les dije a las chicas: “si veis una llamada mía en el móvil, ni se os ocurra llamar al Samur”.
Abandoné la tienda con Carmen y Clarita meándose de la risa tras de mí.
—Oye, y ¿qué se supone que vais a hacer hoy? —preguntó Carmen de lo más interesada.
—He decidido acostarme con Ethan —anuncié controlando el entusiasmo, al tiempo que sacaba unos pantalones de la mochila.
—Tía, estás loca —sentenció Clarita tirando del pijama que se le había quedado enganchado en la cremallera de la mochila.
—No sé, tía, a ver si la diferencia de edad va a ser un problema —soltó Carmen.
—Pero, ¡qué chorrada! —Le tiró Clarita un panchito que encontró en el suelo de la tienda—. La edad da lo mismo, o crees que los mayores de veinte tienen un gancho en la polla y mueres entre terribles sufrimientos si te los tiras.
—Anda, callaos las dos que parecéis bobas —contesté mientras ordenaba mis enseres dentro de aquella minúscula estancia.
—Pues he oído que pueden pasar cosas. —Cruzó Carmen los brazos totalmente ofendida para dejarnos claro que estaba cabreada.
—¿Cosas? —respondió Clarita—. ¿Qué cosas? Tener un orgasmo tan grande que se descoyunten las piernas.
No pudimos más que romper a reír. Cuando recuperé el aliento, dejé lo que estaba haciendo para poner más atención a las ocurrencias de mis amigas.
—Que no, idiotas, que lo digo en serio. —Volvió Carmen a la carga—. El otro día me contó Ana, la de segundo B, que hay veces que haces vacío. Oyó en la radio que una pareja lo estaba haciendo en su casa y se quedaron pegados. No había forma de separarlos. Estaban tan agobiados que al final llamaron a la ambulancia y tuvieron que llevarlos al hospital pegados para separarlos.
Yo tenía poca experiencia en el asunto, por no decir ninguna y la anécdota, a pesar de parecerme una estupidez, me hizo temblar de arriba abajo, ¿sería aquello posible?
—Déjate de idioteces; eso no puede pasar. —Le tiró Clarita la parte de arriba de su pijama—. Y si pasa, antes muerta que llamar a la ambulancia. Prefiero morir entre terribles sufrimientos que ver como el Samur me pilla en esas condiciones.
Volvimos a romper a reír sin poder remediarlo.
—¿Pero en serio creéis que es posible? —volví a preguntar con lo ojos como platos.
—¿Por qué no? Estoy segura que eso puede hacer vacío sin problemas; a los perros les pasa. ¿En serio vas a correr riesgos de quedarte pegada a Ethan?
Me quedé callada con la cara blanca como la nieve.
—Anda, calla, que no decís más que tonterías —conseguí argumentar mientras me ponía uno de mis shorts favoritos.
—Mirad lo que tengo. —Saqué de la mochila un par de condones que había comprado en un dispensador en el baño de un bar.
Las chicas comenzaron a saltar y a gritar dentro de la tienda como si hubiesen visto una cucaracha.
—¡Estás loca! —gritó Clarita—. ¿Cómo has podido comprar…
De repente se abrió la cremallera y vimos la cabeza de Ethan entrar en el habitáculo.
—Señoritas.
—¡Ja, ja, ja! —Casi nos meamos de la risa con la ocurrencia.
Nos miró con cara de aquí pasa algo, pero no pronunció palabra.
—Anda, calla. —Le tiramos las almohadas a la cabeza para que saliese de la tienda y que no viese que tenía unos condones en la mano.
Antes de atravesar la abertura, giré la cabeza y les dije a las chicas: “si veis una llamada mía en el móvil, ni se os ocurra llamar al Samur”.
Abandoné la tienda con Carmen y Clarita meándose de la risa tras de mí.
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Nubes de Octubre.
Dónde comprarlo:
Por ahora en amazon tanto formato digital como en papel, pero en unos meses en el resto de tiendas online: Bubok, Casa del Libro, Corte lnglés, etc..
Booktrailer:
Web/blog autor: https://ortegacarlota.wordpress.com/
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