Las dos caras de la luna - Elizabeth Bowman

Malbourey House, Inglaterra. 1806. 
Tras el matrimonio de su hermana mayor con el poderoso Pierce Bonneville, la vida ha dado un giro radical para la intrépida y rebelde Livia Middleton. 
Aunque, por fuera, su delicado porte refleja todo lo que una señorita debería ser, por dentro, su alma y su pérfido corazón arden en rebeldía. Ni su ventajosa posición, ni las constantes amonestaciones por parte de su hermana han conseguido aplacar el volcán que bulle en el interior de Livia que, a sus diecinueve años, se ha convertido en una joven caprichosa e indisciplinada a la que ningún caballero con dos dedos de frente osaría cortejar. 
Jack vive sometido a una pasión imposible. Sabe que Livia es una mujer inalcanzable para él pero, al mismo tiempo, se niega a que sea otro hombre el que consiga arrebatarle su más preciada rosa inglesa. 
Jamás han existido dos almas más discordantes ni menos predestinadas a encontrarse, pero tienen algo en común: están locos el uno por el otro. 
Sin embargo, cuando el refinado ingeniero Richard Grandison aparece en Malbourey y corteja a Livia con oscuras intenciones, Jack se verá obligado a dejar a un lado sus reparos y lanzarse de una vez a la conquista

Reseña:

Es arriesgado adentrarse en una historia donde la protagonista va a ser odiada por el lector. Livia es una joven caprichosa, testaruda y maleducada que solo busca llamar la atención. Y desde el minuto uno así la conoceremos -y soportaremos-, la otra cara de la moneda es Jack un hombre rudo, bondadoso y honesto, que bebe los vientos de Livia a pesar de todo el daño que esta le causa.

La muchacha se codea con la flor y nata de la sociedad, vive rodeada de frivolidades y protocolos. Ella es una rebelde sin causa, solo busca provocar a sus allegados y volver loco a Jack.

El protagonista es un sirviente, por lo tanto sin título ni importancia. Solo vive para trabajar y entretener a Livia. Desde que la vio con apenas diez años -si no recuerdo mal la edad-, le llamó la atención la joven fierecilla, quien escandalizaba a su familia, él quería ayudarla y comprenderla, convertirse en su amigo.  

Pero la niña floreció y se convirtió en toda una mujer, muy bella por cierto, y él fue madurando su afecto por algo más. Siempre tras la sombra de la muchacha la protegía, cuidaba y escuchaba. Pero Livia no sabe cómo expresar sus sentimientos y se asusta de ellos, así que no duda en poner verde y herirle en lo más hondo pensando que él no hará nada -como siempre- y le perdonará ipso facto.

¡Cuánto me gustó que Livia probara de su propia medicina! Y es que para conseguir la rendición tendrá que pasar por un arduo camino lleno de espinas.

Admito que desde El juego de la inocencia (Marisa Sicilia) no conocí un protagonista tan odioso, podría afirmar que Livia supera a Louise -que ya es decir-. No sé cómo Jac aguantó tato, a veces me apetecía meterme en la historia y zarandearlo ¡espabila, hijo! 

No todos los amores son buenos. Llegué a pensar que la mujer no tenía solución, salvo encerrarla en un sótano sola para que no desprendiera más veneno. Parece ser que en un momento de inflexión vio la luz, aunque os confieso que disfrutaría con unos capítulos más de su penitencia, ansiaba venganza.

Para terminar, la portada no podría ser más preciosa y el título es perfecto para definir a Livia. Jack os lo aclarará a lo largo de la novela.

Esta es una novela arriesgada, dulce -a veces desesperante- y escrita con un estilo mágico, la autora detalla y cuida cada escena con mimo, todas sus novelas tienen ese denominador común y es que se palpa en cada página el cariño y esfuerzo que le dedica a sus libros. Os la recomiendo sin lugar a dudas.

MUY BUENO