—Bien. Tus opciones son estas: o encuentras dentro de ti lo
necesario para entregarte a Celia y a mi… o te dejaré a Caleb y a su sádico
amo. Ellos más que nada querrán matarte o peor. —Se arrodilla al lado de Kid
arrinconándolo intencionalmente contra Celia y la viga en su espalda—. ¿Ves? No
soy un buen hombre, chaval, pero puedo ser justo. Te salvaré la vida, en pago
tú te rendirás ante mí tal como lo hizo Celia unos años atrás. —Se levanta y se
aleja.
***
—No has
respondido a mi pregunta. ¿Qué es lo que deseas más? ¿La muerte? ¿venganza? ¿tu
libertad? —El tono de Felipe es mucho más jovial que lo que está pidiendo. Eso
le vale una mirada funesta de Celia. Se encoge de hombros.
El joven sopesa
la pregunta de Felipe por mucho rato antes de tomar varias respiraciones
profundas y da una respuesta.
—No puedo tener
lo que más deseo —susurra, aún incapaz de abrir sus ojos—. No queda nadie que
me quiera. —Cuando Celia cambia de posición él rápidamente se pone cómodo en su
abrazo torpe.
—Devoto y sentimental —musita Felipe—. Puede
que haya esperanza para ti. —Felipe camina de un lado a otro, sus zapatos hacen
sonidos mientras se arrastran por el suelo de concreto.
—Es perfecto para nosotros, Felipe. ¿No
crees? —Celia continúa colocando besos en la cabeza del muchacho. Felipe
disfruta verla de esta forma. Algo de saliva se reúne en su boca mientras le da
un guiño infinitesimal.
—Eres realmente
muy guapo bajo esos moretones chaval.
***
Celia no pierde
tiempo en bajarse su ajustado vestido rosa hasta exponer sus pequeños senos y
sus pezones color frambuesa. Ella tira de sus modestos picos hasta que están
erectos.
—¿Te gusto?
—pregunta.
Kid no puede ni
negar su deseo ni abandonar sus instintos. Mientras más agradable la zanahoria
más brutal el palazo, y Celia es una muy atractiva zanahoria. Él se lame los
labios, deseando que no estuvieran tan secos. Mira a Felipe antes de responder
cauteloso.
—Sí Celia. —Se
relaja algo cuando ve que ambos sonríen.
—Buen chico
—dice Celia, como si estuviera imitando a Felipe. Se mueve para dar un paso
hacia adelante pero Felipe pone su brazo para detenerla.
Felipe se
dirige a Kid con una seriedad mortal.
—Lastímala y me
tomaré mi tiempo para destriparte. —Kid entrecierra sus ojos. Allí está el palazo. El instinto le dice
que mantenga su cuerpo cerca, que oculte sus partes, y se haga el muerto, pero
sabe que no hará nada bueno. Solo tiene dos opciones: obedecer o morir. En su
lugar, se obliga a respirar lentamente y asiente. Está manso como un niño
regañado bajo el escrutinio de Felipe.
***
Kid está siendo
usado, molestado, pero su cuerpo solo aprecia la forma en que flota sobre su
dolor. Sí, su polla está caliente y latiendo, pero es la emoción del placer
paralizante que consigue con cada empuje lo que lo domina. No puede evitarlo,
está viviendo, respirando, una masa de pura necesidad. Su polla entrega líquido
preseminal a pesar de su deshidratación. «Quizá
le darán agua». Él empuja con más confianza. «Quizá le alimentarán», susurra mientras presiona su polla a través
del resbaladizo chorreante del coño empapado de Celia. «Quizá ella le dejará dormir en su cama. Quizá ella deslizará su polla
dentro y le dejará correrse». Sus bolas se contraen ante el pensamiento y
otra serie de quejidos escapa de él.
Celia se
inclina hacia delante. Su respiración se acelera y su pecho está ligeramente
pegajoso con sudor creciente que hace contacto con un lado de la cara de Kid.
Sus pezones duros rozan contra su cuello. Kid está muy lejos para intentar
chupar las tetas de Celia. Está tan fuera de su mente que no se da cuenta que
Celia está chupando la polla de Felipe mientras él está al lado y detrás de su
hombro. Si hay algo de baba goteando sobre él, mientras Celia se atraganta con
la polla de Felipe, él lo ignora. No siente dolor.
***
Celia habla.
Felipe traduce.
—Ponlo de
rodillas y encadena sus muñecas a sus tobillos. —Se escucha un aplauso.
Kid entierra
sus talones en el suelo. Está vendado, amordazado y rodeado por extraños. Tiene
pánico, lucha en contra de los hombres que quieren someterlo, está indignado
por las risas de su sádica audiencia. Una advertencia es susurrada en su oído.
—El amo dijo
que te recuerde lo que puede pasar si no eres un buen chico.
Sus vacilantes
rodillas encuentran su señal y Kid permite que lo aten. Kid preferiría creer
que cualquier cosa que vaya a estar en juego en los próximos minutos, no es tan
horrible como la alternativa. Por favor
Dios, no les dejes pasarme de uno a otro como si fuera una puta.
Porfavorporfavorporfavor.
Dedos delicados
colocan su cabello detrás de sus orejas. El leve aroma de manzanas entra en el
íntimo espacio entre sus dos cuerpos.
—Shh, pobrecito. Soy buena para ti. —Kid
apenas tiene tiempo para digerir la situación antes que Celia agarre su cabello
y tire su cabeza hacía atrás.
—¡Joder! —Kid
deja salir un quejido ahogado. No esperaba dolor, no de Celia. Su shock lo hace
comprender lo inocente que es realmente y se reprende por eso. Nadie es su
amigo aquí.
—¿Duele
esclavo? —Se burla ella. Risas suaves se pasean por todo el salón. Kid está en
silencio. Detrás de su espalda, aprieta los puños y sus brazos forcejean contra
sus restricciones. Celia tira más duro, girando su cabeza hacía atrás en tal
forma que expone completamente su garganta.
—Sí. Celia. —Se
las arregla para decir a través de la mordaza. Al mismo tiempo quiere morir,
matarlos a todos y llorar en los brazos de Celia. La única cosa que Kid puede
oír es el latido de su corazón y su respiración agitada. No puede ver a Celia,
pero puede sentirla en el vacío espacio entre su vulnerable cuerpo y su
reconfortante suavidad. Está desesperado, por cerrar la brecha y escapar de sus
ávidos espectadores.
—Muy bien
esclavo. —La voz de Felipe es apenas un suspiro cuando traduce las palabras de
Celia. Ella libera el cabello de Kid y él suspira audiblemente de alivio. Ella
sujeta sus doradas hebras durante unos segundos más antes de quitarle la
mordaza a Kid. Su audiencia suspira, mientras le escuchan respirar rápidamente.
Celia limpia la saliva de sus labios. Kid siente sus tranquilos y seductores
dedos acariciando su rostro, cuello y hombros. Su caricia rápidamente se
convierte en familiar. Él aprecia la forma en que ella le empuja a un genuino
deseo, se siente menos violado cuando cree que lo desea aunque sea un poco. Su
orgullo escuece, pero prefiere este método de tortura a otros. El aroma de
Celia se abre durante una ola de calor y Kid jura que puede sentirla sobre su
pecho desnudo. Inhala con rapidez antes de que pueda evitarlo. Una imagen de
sus firmes pezones color frambuesa enhiestos en sus pequeños senos invade su
vista de color negro. Si se inclina un poco más, puede coger uno en su boca.
Ella se aleja. Él apenas puede evitar caerse sobre su cara finalmente.
Kid es hermoso, dulce y lo ha perdido todo. Tras presenciar la masacre de sus compañeros de club de moteros y su tío a manos del sádico de Caleb, Kid y su novia Nancy son tomados como rehenes e interrogados. Así llega a manos del excéntrico Felipe Villanueva, socio de Rafiq y reconocido narcotraficante mexicano.
Felipe es un hombre peligroso, ambicioso pero justo; que venga a su querida Celia del degenerado de su padre, quedándose con el imperio de este.
Celia es la seducción y perversión hecha mujer, pero el amor… es totalmente desconocido para ella. Con la llegada de Kid, tendrá la oportunidad de experimentarlo.
Los caminos de estos tres se cruzan en un oscuro calabozo, donde Celia reclama al muchacho como premio. A través de las enseñanzas difíciles y encuentros sexuales, Kid deberá decidir cuál camino seguir: recuperar su libertad o iniciar una nueva vida con Felipe y Celia.
Advertencia: Lenguaje franco y sexualidad gráfica. Incluye escenas M/M/F. ¡No lo leas si esto puede afectarte!
Barnes & Noble:
Internacional: http://www. barnesandnoble.com/w/books/ 1121790700?ean=2940151642439& itm=1&usri=2940151642439
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Dos ediciones: española y otra español-castellano.
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