lunes, 18 de mayo de 2015

¡¡EL NUEVO LIBRO DE CJ ROBERTS ESTÁ AQUÍ!!
















—Bien. Tus opciones son estas: o encuentras dentro de ti lo necesario para entregarte a Celia y a mi… o te dejaré a Caleb y a su sádico amo. Ellos más que nada querrán matarte o peor. —Se arrodilla al lado de Kid arrinconándolo intencionalmente contra Celia y la viga en su espalda—. ¿Ves? No soy un buen hombre, chaval, pero puedo ser justo. Te salvaré la vida, en pago tú te rendirás ante mí tal como lo hizo Celia unos años atrás. —Se levanta y se aleja. 





***

—No has respondido a mi pregunta. ¿Qué es lo que deseas más? ¿La muerte? ¿venganza? ¿tu libertad? —El tono de Felipe es mucho más jovial que lo que está pidiendo. Eso le vale una mirada funesta de Celia. Se encoge de hombros.
El joven sopesa la pregunta de Felipe por mucho rato antes de tomar varias respiraciones profundas y da una respuesta.
—No puedo tener lo que más deseo —susurra, aún incapaz de abrir sus ojos—. No queda nadie que me quiera. —Cuando Celia cambia de posición él rápidamente se pone cómodo en su abrazo torpe.
—Devoto y sentimental —musita Felipe—. Puede que haya esperanza para ti. —Felipe camina de un lado a otro, sus zapatos hacen sonidos mientras se arrastran por el suelo de concreto.
Es perfecto para nosotros, Felipe. ¿No crees? —Celia continúa colocando besos en la cabeza del muchacho. Felipe disfruta verla de esta forma. Algo de saliva se reúne en su boca mientras le da un guiño infinitesimal.
—Eres realmente muy guapo bajo esos moretones chaval.

***
Celia no pierde tiempo en bajarse su ajustado vestido rosa hasta exponer sus pequeños senos y sus pezones color frambuesa. Ella tira de sus modestos picos hasta que están erectos.
—¿Te gusto? —pregunta.
Kid no puede ni negar su deseo ni abandonar sus instintos. Mientras más agradable la zanahoria más brutal el palazo, y Celia es una muy atractiva zanahoria. Él se lame los labios, deseando que no estuvieran tan secos. Mira a Felipe antes de responder cauteloso.
—Sí Celia. —Se relaja algo cuando ve que ambos sonríen.
—Buen chico —dice Celia, como si estuviera imitando a Felipe. Se mueve para dar un paso hacia adelante pero Felipe pone su brazo para detenerla.
Felipe se dirige a Kid con una seriedad mortal.
—Lastímala y me tomaré mi tiempo para destriparte. —Kid entrecierra sus ojos. Allí está el palazo. El instinto le dice que mantenga su cuerpo cerca, que oculte sus partes, y se haga el muerto, pero sabe que no hará nada bueno. Solo tiene dos opciones: obedecer o morir. En su lugar, se obliga a respirar lentamente y asiente. Está manso como un niño regañado bajo el escrutinio de Felipe.



***
Kid está siendo usado, molestado, pero su cuerpo solo aprecia la forma en que flota sobre su dolor. Sí, su polla está caliente y latiendo, pero es la emoción del placer paralizante que consigue con cada empuje lo que lo domina. No puede evitarlo, está viviendo, respirando, una masa de pura necesidad. Su polla entrega líquido preseminal a pesar de su deshidratación. «Quizá le darán agua». Él empuja con más confianza. «Quizá le alimentarán», susurra mientras presiona su polla a través del resbaladizo chorreante del coño empapado de Celia. «Quizá ella le dejará dormir en su cama. Quizá ella deslizará su polla dentro y le dejará correrse». Sus bolas se contraen ante el pensamiento y otra serie de quejidos escapa de él.
Celia se inclina hacia delante. Su respiración se acelera y su pecho está ligeramente pegajoso con sudor creciente que hace contacto con un lado de la cara de Kid. Sus pezones duros rozan contra su cuello. Kid está muy lejos para intentar chupar las tetas de Celia. Está tan fuera de su mente que no se da cuenta que Celia está chupando la polla de Felipe mientras él está al lado y detrás de su hombro. Si hay algo de baba goteando sobre él, mientras Celia se atraganta con la polla de Felipe, él lo ignora. No siente dolor.



***

Celia habla. Felipe traduce.
—Ponlo de rodillas y encadena sus muñecas a sus tobillos. —Se escucha un aplauso.
Kid entierra sus talones en el suelo. Está vendado, amordazado y rodeado por extraños. Tiene pánico, lucha en contra de los hombres que quieren someterlo, está indignado por las risas de su sádica audiencia. Una advertencia es susurrada en su oído.
—El amo dijo que te recuerde lo que puede pasar si no eres un buen chico.
Sus vacilantes rodillas encuentran su señal y Kid permite que lo aten. Kid preferiría creer que cualquier cosa que vaya a estar en juego en los próximos minutos, no es tan horrible como la alternativa. Por favor Dios, no les dejes pasarme de uno a otro como si fuera una puta. Porfavorporfavorporfavor.
Dedos delicados colocan su cabello detrás de sus orejas. El leve aroma de manzanas entra en el íntimo espacio entre sus dos cuerpos.
—Shh, pobrecito. Soy buena para ti. —Kid apenas tiene tiempo para digerir la situación antes que Celia agarre su cabello y tire su cabeza hacía atrás.
—¡Joder! —Kid deja salir un quejido ahogado. No esperaba dolor, no de Celia. Su shock lo hace comprender lo inocente que es realmente y se reprende por eso. Nadie es su amigo aquí.
—¿Duele esclavo? —Se burla ella. Risas suaves se pasean por todo el salón. Kid está en silencio. Detrás de su espalda, aprieta los puños y sus brazos forcejean contra sus restricciones. Celia tira más duro, girando su cabeza hacía atrás en tal forma que expone completamente su garganta.
—Sí. Celia. —Se las arregla para decir a través de la mordaza. Al mismo tiempo quiere morir, matarlos a todos y llorar en los brazos de Celia. La única cosa que Kid puede oír es el latido de su corazón y su respiración agitada. No puede ver a Celia, pero puede sentirla en el vacío espacio entre su vulnerable cuerpo y su reconfortante suavidad. Está desesperado, por cerrar la brecha y escapar de sus ávidos espectadores.
—Muy bien esclavo. —La voz de Felipe es apenas un suspiro cuando traduce las palabras de Celia. Ella libera el cabello de Kid y él suspira audiblemente de alivio. Ella sujeta sus doradas hebras durante unos segundos más antes de quitarle la mordaza a Kid. Su audiencia suspira, mientras le escuchan respirar rápidamente. Celia limpia la saliva de sus labios. Kid siente sus tranquilos y seductores dedos acariciando su rostro, cuello y hombros. Su caricia rápidamente se convierte en familiar. Él aprecia la forma en que ella le empuja a un genuino deseo, se siente menos violado cuando cree que lo desea aunque sea un poco. Su orgullo escuece, pero prefiere este método de tortura a otros. El aroma de Celia se abre durante una ola de calor y Kid jura que puede sentirla sobre su pecho desnudo. Inhala con rapidez antes de que pueda evitarlo. Una imagen de sus firmes pezones color frambuesa enhiestos en sus pequeños senos invade su vista de color negro. Si se inclina un poco más, puede coger uno en su boca. Ella se aleja. Él apenas puede evitar caerse sobre su cara finalmente. 








Kid es hermoso, dulce y lo ha perdido todo. Tras presenciar la masacre de sus compañeros de club de moteros y su tío a manos del sádico de Caleb, Kid y su novia Nancy son tomados como rehenes e interrogados. Así llega a manos del excéntrico Felipe Villanueva, socio de Rafiq y reconocido narcotraficante mexicano. 

Felipe es un hombre peligroso, ambicioso pero justo; que venga a su querida Celia del degenerado de su padre, quedándose con el imperio de este. 

Celia es la seducción y perversión hecha mujer, pero el amor… es totalmente desconocido para ella. Con la llegada de Kid, tendrá la oportunidad de experimentarlo. 

Los caminos de estos tres se cruzan en un oscuro calabozo, donde Celia reclama al muchacho como premio. A través de las enseñanzas difíciles y encuentros sexuales, Kid deberá decidir cuál camino seguir: recuperar su libertad o iniciar una nueva vida con Felipe y Celia. 

Advertencia: Lenguaje franco y sexualidad gráfica. Incluye escenas M/M/F. ¡No lo leas si esto puede afectarte!




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