Gretchen Brannon estaba completamente fuera de su elemento cuando comenzó a relacionarse con el jeque Philippe Sabon, el poderoso gobernador de Qawi. Procedían de mundos diferentes, pero Gretchen descubrió un alma gemela en aquel hombre tan intensamente sensual que, sin embargo, había reprimido sus pasiones durante largo tiempo. Ella, aunque era una joven virtuosa, había sido capaz de excitar los adormecidos sentidos del jeque como ninguna otra mujer había sido capaz de hacer.
Sin embargo, tras entregar su corazón a aquel Señor del Desierto, se convirtió en el objetivo de la venganza del más diabólico enemigo del jeque. Su única esperanza era que, en el momento decisivo, el amor triunfara sobre el mal.
Crítica
Tras haber leído el primer libro de la saga Hutton, en el que Brianne y Pierce tienen su final feliz, en el segundo libro le toca al jeque de Qawi, Philippe. Éste, sigue enamorado Brianne pero no interviene en el matrimonio ya que no tiene ninguna posibilidad, se resigna y acepta la situación, hasta que un día se encuentra con una mujer con las mismas características que la americana por la que está enamorado: rubia, alta y también americana, se ofrece a enseñarle su país y costumbres hasta que se da cuenta de que es su nueva empleada. Aunque no era la misma persona que contrató se hace el despistado hasta que a Gretchen se lo cuenta pensando que era un simple ciudadano, no su futuro jefe.
Philippe le oculta su identidad y, tras varias citas y coqueteos le dice la verdad. Ésta le explica por qué tuvo que hacerse pasar por su verdadera empleada (la cual tuvo que marcharse a cuidar de Colt por el que estaba perdidamente enamorada, este sufrió un accidente en el ojo e igual no podría recuperar la visión), el jeque lo comprendió y le pidió que ocupara el puesto de su amiga, también le pidió que se hiciera pasar por su mujer para eliminar los rumores que circulaban por el palacio sobre su virilidad y masculinidad, la mujer aceptó y juntos empezaron a coquetear y hacer ver sus pasiones en público.
Poco a poco, el matrimonio que una vez comenzó como un favor al final se va pareciendo más a uno con amor. El jeque consigue mantener relaciones sexuales con Gretchen (lo que no hacía desde varios años debido a que le estalló una bomba y desfiguró parte de su cuerpo de cintura para abajo) y en un proceso lento va recuperando su autoestima, la relación de la pareja va sobre ruedas hasta que aparece en el palacio Brianne, la cual había discutido con su marido y se fue a ver a Philippe. Éste nada más ver a su antiguo enamoramiento se olvidó completamente de su vida actual, olvidándose de su esposa y alagando a la mujer de Pierce, pasa todo el tiempo con ella y su hijo dejando en segundo plano a su esposa y deberes.
Gretchen aguanta sus celos hasta el día que fue a buscar a su marido de noche a su tienda y los guardias no la dejaban pasar ni se creían que era su esposa, cuando salió Philippe y la vio, renegó de ella alegando que era una simple empleada, su mujer tragándose la humillación volvió a sus aposentos para hacer la maleta y marcharse del país. El jeque entró en razón en el último momento y fue a ver a su esposa para disculparse, alentado por su padre que le tenía un profundo respeto a su nuera. Cuando Philippe intentó hablar con su esposa se dio cuenta de que era demasiado tarde, discutieron y al final Gretchen volvió a su rancho en Texas pensando que estaba divorciada junto con un guardaespaldas que su marido le obligó a llevar.
A los pocos días de llegar a su casa Gretchen fue al médico porque se encontraba mal y le comunicaron que estaba embarazada, el guardaespaldas avisó rápidamente al jeque avisándole de la situación, éste apareció en el trabajo de su mujer para intentar hablar con ella.
Después de una fuerte discusión, en la que el jeque ponía en duda la paternidad del hijo porque no se creía que después del accidente pudiera tener descendencia, todo se arregló con gritos dando lugar a un acalorado encuentro sexual.
Gretchen y Philippe volvieron a Qawi esperando ansiosos el nacimiento de su hijo.
Es una novela increíble, cargada con una buena dosis de celos, pasión, frustración, lágrimas y miedos.
Nota: 10/10
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