domingo, 31 de enero de 2016

Pensé que era cierto - Huntley Fitzpatrick






Autor: Huntley Fitzpatrick
Género: Juvenil / New adult
Páginas: 448
Formato: 150x210
Encuadernación: Rústica con solapa



Gwen Castle nunca había tenido tantas ganas de decir adiós a la isla en la que vive hasta que Cassidy Somers, su gran error del verano, acepta un empleo allí como «chico para todo». Él es un niño rico que vive al otro lado del puente en Stony Bay, mientras que ella pertenece a una familia
de pescadores y limpiadoras, aquellos que trabajan para que los turistas disfruten del verano. Y a ella, seguramente, le espera el mismo destino. Pero tras una conversación con su padre, las cosas cambian: saltan chispas y algunos secretos que hasta ahora lo habían sido salen a la luz, al tiempo que ella pasa un verano maravilloso y agotador, debatiéndose entre lo que hasta ahora pensaba que eran su hogar, aquellos a los que ama o, incluso ella misma, y lo que la realidad le demuestra.





RESEÑA:


Huntley Fitzpatrick me cautivó con su novela "En la puerta de al lado", admito que su debut en España dejó el listón muy alto y que si comparo fríamente esta novela y la anterior posiblemente haya ganado la primera, pero no por ello 'Pensé que era cierto' se convierte en una historia floja. La mejor prueba es que lo he leído en menos de dos días.

La autora mantiene rasgos comunes con su predecesora, además de un estilo fresco y directo, encontraremos esos lazos familiares tan importantes, en este caso por parte de la protagonista -Gwen- quien mantiene una relación entrañable con su familia.

Los padres de Gwen trabajan día y noche para poder sobrevivir, desde bien joven la muchacha trabaja en el negocio del padre como camarera, aguantando a algún que otro graciosillo de turno de vez en cuando. Un día su madre le ofrece un nuevo empleo, donde trabajará menos y cobrará más ¡cualquiera se resistiría a tal tentación! No tardará en descubrir la única "pega" del curro y es que tendrá que ver durante su jornada al jardinero, que es nada más y nada menos que... Cass.


Cass es un joven de familia acomodada, tímido, simpático e inteligente. No quiere seguir los pasos de sus hermanos ni continuar con tradiciones, pretende labrarse su propio camino sin ayuda. Acepta el trabajo de jardinero por inducción de su padre, quien pretende que sea serio y responsable tras una travesurilla -o mejor dicho, llamada de atención- que hizo.

Me estoy resisitiendo a decir de qué se conocen Cass y Gwen, solo podré decir que hubo algo, pero salió mal -muy mal-. A lo largo de la historia iréis conociendo algunas piezas para ir formando poco a poco el puzle de esta bonita historia de amor.

Gwen le guarda rencor a Cass, mientras que él la contempla en la distancia con pena, apesadumbrado. Poco a poco irán retomando el contacto y limando asperezas, es lo que tiene el verano: ¡mucho tiempo y grandes planes al aire libre!

Iremos descubriendo los entresijos de esta complicada relación, hallando al final esa espinita clavada en el corazón de Gwen y viendo cómo Cass afronta el error de Gwen. Además, descubriremos varios personaje secundarios la mar de interesantes, a saber: Nic, Spence y Viv. Sin olvidar la historia de superación del hermano de Gwen.

Llegados a este punto tengo que resaltar algunos puntos, para mí negativos de la historia. El más grave sin duda no haber sacado partido a los personajes secundarios que cité antes, que incluso daba para una novela propia -ya entenderéis por qué si la leéis- y el tema personal de Cass.

Respecto al primer punto, la autora en los últimos capítulos lía una del copón, así de repente y como no quiere la cosa, ¡y me encantó! Pero quedó tan precipitado y soso que creí desmayarme ¿¡por qué!? ¡Sería una novelaza o una historia secundaria bestial! Pero tal y como lo planteó me entraron las ganas de tirar el libro por la ventana.

Por lo que se refiere al segundo presupuesto, Gwen pasa la novela con un complejo de inferioridad tremebundo -no porque él se lo transfiera, para nada, Cass es un trozo de pan-, ella se lo guisa y ella se lo come. Pero digamos que esto no afecta a la relación, salvo cuando discuten y ella cree que el enamoramiento de Cass solo es un pasatiempo de niño pijo. 

Yendo más allá, el prota se siente angustiado por la presión familiar, quienes guían toda su vida como con sus hermanos, él no quiere estudiar donde lo hizo toda su familia, quiere escoger por voluntad propia. Esta diferencia social no afecta apenas a la relación entre éstos, la autora podría haber aprovechado esto para sacar más jugo a la historia. Lo mismo digo respecto a la relación de Spence con Nic después de un desliz.

Salvo en dos ocasiones, Gwen no se relaciona con la familia de Cass, y no hablan mucho de los problemas de él. En el final parece que se soluciona todo esto deprisa y corriendo con un epílogo algo largo. Considero que si la autora hubiera ahondado en estos temas que indico, habría superado incluso a la primera novela (En la puerta de al lado)

Pensé que era cierto es una novela que habla de segundas oportunidades y de cambios. Gwen y Cass buscarán su propio futuro, rompiendo estereotipos y viejas tradiciones.

AVISO: las novelas publicadas por esta autora son autoconclusivas, no forman parte de ninguna saga. Lo aclaro por si la reseña da lugar a confusiones.

BUENO






1 comentario :

  1. Hola! No se si me terminaré animando con él, pero gracias por la reseña. Un beso

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