Elizabeth Bowman nació en Galicia la primavera de 1980 y desde niña vivió fascinada por la magia de los bosques gallegos y las leyendas oníricas que encierran sus paisajes. Cursó estudios sanitarios aunque enseguida descubrió que su verdadera pasión era la literatura. Influenciada por los grandes autores gótico-románticos del siglo XIX (Austen, Poe, Radcliffe, Bécquer...) empezó a escribir sobre lo que hoy se ha convertido en su auténtica pasión: la época de Regencia, plasmando en sus escritos los mundos sensuales, elegantes y apasionados que habitan su cabeza. Mundos plagados de damas y caballeros decimonónicos, vestidos de corte imperio y salones de baile ingleses, siempre con la verde campiña como telón de fondo. A la edad de diecisiete años publicó un pequeño poemario que apadrinó el poeta gallego Manuel María. Desde entonces colabora ocasionalmente con revistas digitales, webs literarias y foros de romántica.
" Inglaterra, 1803
Las hermanas Alcott acaban de perder a su padre tras una inesperada enfermedad. Al carecer de hermano varón se ven obligadas a abandonar el hogar familiar para acogerse a la caridad de una pariente lejana a la que ni siquiera conocen y que reside en el confín opuesto de Inglaterra. Durante el viaje, en plena noche y bajo la furia de una terrible tormenta, son asaltadas por un grupo de gitanos y es en ese instante cuando la vida de las Alcott cambia para siempre.
Un caballero misterioso surgido de entre las sombras acude en su rescate ofreciendo su cercana propiedad como asilo temporal a las afligidas señoritas.
Lo que desconocen las Alcott es que el oscuro y apuesto deconocido no es precisamente un caballero respetable. ¿Qué sucederá cuando descubran que su salvador no es más que un romaní impetuoso y pasional que esconde un misterioso secreto?
Una historia de pasión, misterio, intriga, erotismo y un asesinato sin resolver a principios del siglo XIX. "
Una mujer inocente más un hombre pérfido, más otro hombre pérfido. Está claro que solo uno de los dos puede ser redimido del halo de maledicencia que lo precede; está claro que la mujer solo elegirá a uno de los dos. Entonces, el tercero se cae de la ecuación. Antes, sin embargo, hará todo lo posible por quedarse.
Caroline Barton ha vivido una vida sencilla en la campiña inglesa, en un pueblo que parece que no se enteró de que están a principios del tumultuoso siglo xix. Ella no conoce el mundo y el único indicio que tiene de un vínculo amoroso es el de su hermana Rachel que se ha casado por amor. Caroline desconoce, entonces, lo infrecuente de ese tipo de uniones.
Cuando Rachel está por dar a luz, la hermana menor se traslada para acompañarla: sale así por primera vez del caparazón idílico en el que vivía. En casa de su hermana, conocerá al pérfido señor Diggory que la persigue con unas intenciones que ella rechaza. La inexperiencia hará que Caroline elija al señor Knoxville, en cambio, un hombre cuya fama solo es digna de ser mencionada en tabloides amarillistas y al que ella cree poder salvar a través del afecto.
Diggory, pérfido al fin, intentará por todos los medios separarlos. Y lo logrará, aunque más no sea solo por un breve tiempo. La inocencia, el incontrolable deseo, como así también la férrea voluntad de Caroline la ayudarán a despejar las incógnitas de la ecuación y resolver, de una vez, el enigma.