Las penas del joven Werther (1774), que su autor escribió cuando sólo tenía veinticinco años, en plena época de la corriente del Sturm und Drang (de la que luego se apartaría para iniciar el movimiento clásico de Weimar, junto a Schiller), fue el primer gran éxito de Goethe, que pasó a ser toda una celebridad de la noche a la mañana. La obra tuvo una gran influencia en el Romanticismo alemán y en su día desató una fiebre por toda Europa (de hecho, se la conoce como la Werther-Fieber): los hombres jóvenes vestían la levita azul y la camisa amarilla de Werther y fue tal el impacto entre los enamorados y los deprimidos que muchos se suicidaron a imitación del malogrado héroe.
En esta novela epistolar y semiautobiográfica, se nos narra el desdichado amor del joven Werther por Lotte y las fatídicas consecuencias que de él se derivan. A través de las cartas que Werther envía a su amigo Wilhelm, el lector conocerá todos los detalles de la tragedia desde su inicio: la llegada de Werther a la localidad de Wahlheim, el encuentro con Lotte en un baile y el amor que siente al instante por la joven, que ya está comprometida con Albert. La situación para ese triángulo en principio tan bien avenido se vuelve insostenible con el paso del tiempo, pues pone en juego elementos irreconciliables. Werther intuye que la armonía sólo podrá restablecerse con la desaparición de uno de los vértices. Las delicadas ilustraciones de Rosana Mesa plasman certeramente la atmósfera de arrebato sentimental y la melancolía del libro, el vaivén entre lo febril y lo letárgico, el baile entre Eros y Tánatos que encontramos en las páginas de la novela.