Aunque la esperanza parezca desvanecerse… la belleza siempre surge en los lugares más inesperados.
Hace once años, el mundo de Amy se vino abajo y decidió empezar a coleccionar objetos, cosas que le recordaban las épocas felices de su vida. Ahora es una acaparadora compulsiva y su hogar se ha convertido en un almacén repleto de tazas, jarrones y un montón de cosas que, en realidad, no necesita. A este ritmo, acabará enterrada bajo una montaña de trastos
en su propia casa. Afortunadamente, la llegada de unos nuevos vecinos la obligará a plantearse su modo de vida. Y por casualidad, un fortuito le devolverá ese pasado que tanto ansía.
Porque Amy todavía tiene un futuro que la está esperando.
Reseña:
No sé cómo explicarlo pero sabía que este libro me iba a gustar, no conocía esta novedad de Duomo pero en cuanto la vi en un catálogo de novedades me llamó la atención; la sinopsis, la portada o vete tú a saber qué hizo que la leyera, no había leído antes nada de esta autora. Casi se convierte en la mejor lectura de este año, me falló un detalle del final que me "cortó un poco el rollo". Pero aún así se merece un sobresaliente.
Es difícil encuadrar esta historia en una temática, diría que podría ser 'feel good', si os gustan las novelas del estilo de 'Valerie Lane' o 'Si dijéramos la verdad', creo que este libro os va a encantar.
Recomiendo no leer reseñas de este libro (aquí tirando piedras sobre mi tejado) porque uno de los puntos es no saber nada de la historia, la sinopsis es muy correcta porque no desvela demasiado.
Como protagonista tenemos a Amy, iremos conociendo su vida desde dos puntos: presente y pasado. Los capítulos son cortos, pero siempre siguen la misma línea: unas cuatro páginas del presente con cuatro páginas del pasado; cada capítulo tiene un título relacionado con un objeto que guardará relación con las escenas de ese capítulo.
Amy tenía una buena vida, a pesar de sus baches y dificultades, logra mantenerse a flote apoyándose en su pilar. El problema es que sucede algo y de repente Amy está en una casa sola, llena de cajas y objetos. Un hogar donde no puede caminar y que incluso supone un riesgo para ella. En los últimos años se dedica a acumular cosas (o salvarlas como dice ella). Tiene debilidad por las tazas, pájaros de porcelana, jarrones y macetas. Tiene tanto que los vecinos acaban quejándose porque afectan al barrio.
Ella sabe que tiene un problema aunque intenta esconderlo por todos los medios: en su trabajo, entre sus vecinos, en todos lados. Lo único que logra despertarla de su letargo es un hallazgo en su jardín, que acabará por despertar fantasmas del pasado.
Es una novela triste pero divertida a su vez, la llegada de nuevos vecinos dará una nueva oportunidad a Amy para volver a encontrarse y ser ella.
Aunque no lo parezca, esta historia esconde historias de amor muy bonitas, no puedo desvelar mucho ni decir entre quiénes pero merece mucho la pena. Tampoco penséis que se trata de una novela romántica contemporánea, más bien la catalogaría en sentimental.
No le doy el diez por el final. Es una historia lenta, en el buen sentido, transmite relajación es ideal para leerla en cualquier momento; el estilo de la autora es simple pero complejo, te sumerge de lleno en la historia. El problema es que intentó darle un final demasiado rápido, creo que acabó por romper con la armonía que tejió durante más de doscientas y pico páginas, y acabó por ser demasiado brusco; no me acabó de convencer. Si no fuera por eso, habría sido mi mejor lectura del año.
Este libro aúna misterio, amor, ilusión, tristeza, diversión y segundas oportunidades.