sábado, 24 de agosto de 2024

Reseña: Cartas a una joven poeta - Rainer Maria Rilke




En 1920, el gran vate del siglo XX, Rainer Maria Rilke, recibe la carta de una jovencísima aspirante a poeta llamada Anita Forrer. Sus versos no le gustan, y así se lo hace saber, pero en su misiva intuye una personalidad singular dotada de un coraje y un hambre vital poco comunes. Comienza así una correspondencia que duró seis años, interrumpida sólo por la prematura muerte de Rilke. A lo largo de ese tiempo, el poeta se convierte para Anita en un auténtico maestro de vida, abriendo horizontes espirituales insospechados, ofreciéndole iluminadoras lecciones sobre el amor y la libertad, el deseo y la creación, la literatura y la filosofía, la lucha por ser una misma y el necesario compromiso con el combate de su tiempo, es decir, otorgándole un nuevo sentido para su existencia.

Sin duda, la intensidad excepcional de esta correspondencia tiene su origen en un hecho fundamental que cambió para siempre la vida de Anita. Al poco de empezar a escribirse, ella le relata a Rilke la angustia que vive tras haber cometido «una inmensa transgresión»: un acto de amor apasionado con otra mujer. Por ello su familia la obliga a acudir a un psiquiatra que intenta convencerla de su bajeza. Rilke, sin embargo, desautoriza a aquel médico y defiende ante Anita la naturaleza perfecta de todo amor, incluido con las personas del mismo género. Así, gracias al respaldo de su nuevo maestro —un hombre que ostenta una inusual apertura mental y una concepción sagrada de la libertad—, Anita fue capaz, por un lado, de aceptar su atracción hacia otras mujeres, y poco después se enamoró locamente de la escritora de culto Annemarie Schwartzenbach, icono aún hoy del inconformismo y la provocación, convirtiéndose tras la temprana muerte de ésta en su albacea testamentaria y en responsable de su obra. Y, por otro lado, decidió colaborar con los servicios secretos estadounidenses en varias misiones de alto riesgo para ayudar a derrotar al régimen nazi.


Rainer Maria Rilke (Praga, 1875 – Raroña, 1926) fue un poeta y novelista austriaco considerado uno de los escritores más importantes de la historia tanto en lengua alemana como en el contexto de la literatura europea universal. Su poesía, de carácter simbolista y mística, coloca en primer plano el sentido existencialista de la vida experimentado por el autor, que como muy pocos poetas de una época u otra fue capaz de captar la esencia más íntima de nuestro mundo a partir de la observación y la escucha de lo real y sus resonancias. Entre sus obras poéticas más importantes cabe señalar las Elegías de Duino y los Sonetos a Orfeo; mientras que en prosa pueden destacarse, además de la presente obra, su contrapartida titulada Cartas a un joven poeta o Los cuadernos de Malte Laurids Brigge.

En «Cartas a una joven poeta» encontramos la correspondencia entre Rainer Maria Rilke y Anita Forrer. Anita conoce al autor en Saint-Galla, aunque decide no acercarse a él en ese momento, tras leer todas las obras de Rainer publicadas hasta ese momento, la joven de diecinueve años decide mandar una carta al autor para expresarle todo lo que siente a través de sus palabras. Lo que menos esperaba Anita fue que le contestara y que le invitara a seguir manteniendo el contacto.

Carta a carta, Anita y Rainer irán estrechando lazos, la muchacha le irá pidiendo consejos en el campo de la escritura, siendo el papel de Rainer de mentor. Aunque poco a poco Anita le verá como un gran consejero y confidente, llegando a ansiar sus cartas. Rainer intenta aportar la madurez que el tiempo le ha dado en la joven, calmándola en sus momentos más melancólicos y guiándola en la oscuridad.

Anita a lo largo de los años, tiene bastantes altibajos, algo así como crisis existenciales. No siente que encaje en su familia y tampoco sabe a qué dedicarse. Aparte, tiene un gran complejo de inferioridad con respecto a sus hermanos. 

Cuando le embargan las dudas o está triste, su primer impulso es escribir a Rainer. Así como cuando necesita desahogarse y hablar de temas menos "convencionales" como la sexualidad, el matrimonio, diferencias sociales o el papel de la mujer en la sociedad. Él desde el principio le deja claro que sus cartas siempre serán bienvenidas y que nunca prejuzgará. Siempre responde a sus preguntas, por personales que sean, y entra en los debates de lleno. La gran mayoría de las cartas abordan temas complejos e incluso a veces difíciles de explicar.

Al principio se nota mucho el choque entre los dos estilos de escritura. Él se nota que es un escritor consagrado mientras que ella está empezando (aunque al final nunca se dedicó a ello), me ha llamado tanto el estilo de Rainer (y Anita lo recomienda tanto) que leeré algo seguro. En las cartas la literatura tiene un papel importante así veremos varias recomendaciones como Francis Jammes (Manzana de anís), Charles Baudelaire (Las flores del mal), Selma Lagerlöf (La leyenda de Gösta Berling), Oscar Wilde... Libros de los que habla Anita en sus cartas a medida que va viajando.

Durante el primer año, la correspondencia es más fluida por dos razones: se escriben más a menudo y viven relativamente cerca (en relación a la distancia de los últimos años) con lo cual las cartas llegaban rápido. Pero con los viajes de Anita y el trabajo de Rainer, la relación se va enfriando (o eso le parece a la joven), y eso le preocupa. Rainer en invierno desaparece como si invernara, durante esta estación no puede mandar cartas y, en los últimos años de vida, decide soltar el brazo a Anita y dejar que ella actúe por ella misma, sin aconsejarla tanto y que viva por ella misma.

Personalmente, he disfrutado de este libro porque no conocía ni a Rainer Miller ni a Anita Forrer y me ha encantado conocer esta bonita relación. Además me he llevado unas cuantas recomendaciones que pienso leer pronto (os animo a darle una oportunidad a Selma Lagerlöf. A esta autora ya la conocía y me gusta mucho, la citan en al menos dos ocasiones en este libro).

La primera carta fue de Anita y data de 2 de enero de 1920 y la última (también de Anita) del 24 agosto 1926, nunca fue contestada porque Rainer falleció y así termina el libro. Algunas cartas no están transcritas (la verdad es que tampoco faltan muchas) pero gracias a las notas de pie de página, el lector no pierde en ningún momento el hilo entre este diálogo epistolar. Un espectáculo de edición.

"Anita Forrer acaba por enamorarse con locura de la escritora de culto (además de filósofa, periodista, fotógrafa, arqueólo- ga y aventurera) Annemarie Schwartzenbach, de la que terminó siendo albacea testamentaria y, como tal, responsable de la conservación y publicación de buena parte de su obra. Hoy sabemos, además, que durante los siguientes años Anita compaginó su pasión amorosa y su cuidado de Annemarie (a la que ayudó a desengancharse de la morfina) con su colaboración con los servicios secretos estadounidenses en varias misiones de alto riesgo para ayudar a derrotar al régimen nazi." Extracto nota de los editores.

Annemarie Schwarzenbach (Zúrich, 1908-Sils im Engadin, 1942) fue un icono de la época de entreguerras, en la que des­tacó por su belleza andrógina. Llevó una vida intensa, errante y arrebatada que acabó demasiado pronto, pero el peso de la leyenda y la aureola de malditismo no eximen de acercarse a su literatura. Inquieta y apasionada, tuvo numerosos amoríos y serios problemas con el alcohol y las drogas, pero fue también una mujer de avanzadilla que se doctoró en Historia, ejerció como arqueóloga, periodista y fotógrafa, y escribió novelas y relatos donde recreaba sus viajes por Persia, Afganistán, Rusia, el Congo o los Estados Unidos. Sus obras destacan por su estilo reflexivo y lírico y por su atención a cuestiones como la identidad, la alienación y la búsqueda de libertad, especialmente sugestivas para los lectores actuales.











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